"Ama y haz lo que quieras"
San Agustín.
El viaje a través de una refleexión resulto ser una exploración profunda sobre la esencia del amor. Navegando por conceptos cómo el perdón, la diligencia y la compasión, reconociendo la importancia del rigor en la construcción de la disciplina y la fortaleza de la voluntad, elementos sin los cuales la resiliencia sería inalcanzable.
Se infiere que cada acción puede ser impulsada por una chispa, una llamita, una llamadita de amor, esa fuerza capaz de sumergirnos en la experiencia completa de amar, un estado al que, lamentablemente, nuestras limitaciones humanas a menudo nos impiden aspirar. El amor, en su forma más pura, es una fuerza infinita, pero nuestras interpretaciones y comprensiones a menudo lo han desgastado, confundiendo sus verdaderos significados con meros actos que no reflejan su profundidad.
Por momentos parecía claro cómo el miedo es el verdadero antónimo del amor, no el odio, como comúnmente se piensa. El miedo nos hace dudar, nos tambalea y nos aleja de la luz que representa el amor, arrastrándonos hacia la oscuridad.
"Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón no descansa hasta que reposa en ti"
San Agustín.
La percepción de poder vislumbrar intelectualmente todas esas ideaas, como quien observa una estrella distante cuyo brillo apenas es perceptible, sin comprender que su fuego nos consumiría si nos acercáramos demasiado.
Me queda el firme propósito de vivir en amor y no en miedo, de dejar de lado las dudas y vivir con la confianza de que el amor es infinito y al ser también infinita mi alma lo anhela y lo busca. Podemos entregarnos a él con plena confianza, desde el intelecto y con el corazón.
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